La libertad de expresión es decir lo que otros no quieren oír
- George Orwell -

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2007-03-29

Califican con 7.3 la Respetabilidad de los Periodistas en México

cálamo & alquimia® | silvia meave

Los periodistas estamos a la mitad del camino entre los desacreditados abogados y los médicos equiparables a un ángel, en la percepción de los mexicanos, asegura una encuesta realizada por el periódico El Universal... Y como dice alguien en TribuDelectus Americana, no sé si eso es bueno o es malo: En mi pueblo dicen que a los tibios, hasta el diablo los vomita.

Sin embargo, siendo objetivos, hay que reconocer que entre los abogados me he encontrado a gente proba e íntegra y también que un médico tiene cuentas kármicas pendientes conmigo por haberme hecho esperarlo casi dos horas a la intemperie del invierno y de pie cuando tenía la rodilla destrozada, sólo por haberme negado a ser atendida en su consultorio del hospital Ángeles del Pedregal, lo que elevaría a la décima potencia sus honorarios.

Así, aunque Shakira diga que el disfraz hace al payaso, generalizar, etiquetar y calificar profesiones se convierte en un ejercicio kitsch que en el mejor de los casos da pie para la autocrítica y la autoevaluación.


Me interesa la percepción de la ciudadanía sobre el trabajo periodístico simplemente porque es de lo que vivo y por lo que vivo. Por deformación profesional estoy convencida de que el periodismo cumple una función social fundamental de enlace entre los grupos de poder político y económico y la sociedad. Sigo pensando, luego de casi dos décadas en la profesión, que una de las mayores cualidades de un periodista es tener la capacidad de tomarle el pulso a su entorno y explicar de manera simple y llana a quienes lo escuchan, leen o miran, cómo mejorar su vida diaria, aprovechando las circunstancias del entorno.

Empero, la naturaleza misma del periodismo, enraizado en la sociedad, permite que la actividad del reportero se vuelva a veces una tarea de claroscuros, con todo lo que esto puede significar, desde que actualmente es una de las profesiones más peligrosas del mundo hasta que cualquier aficionado a la aventura reporteril puede jugar a ser periodista con la cámara de un teléfono móvil.

Y una de las paradojas más crueles de la profesión es que a veces, a mayor fama o popularidad de quien ejerce o dice ejercer la carrera periodístca -al menos en México- la población tiende a considerarle menos respetable, sobre todo si labora para los oligopolios de los llamados "medios electrónicos" (televisión y radio).

En los años 70s del siglo XX la escasa respetabilidad del periodismo en México recaía en la malamente denominada "prensa vendida", pero se puede hablar de un común denominador en el que siempre pagan justos por pecadores y si bien la abrumadora mayoría de periodistas (reporteros, comentaristas, fotógrafos, camarógrafos, etc.) hacen -hacemos- una labor de obrero de la información, dentro de razonables márgenes de dignidad profesional, sujetos a los dictados del patrón en turno, desde la óptica de la ciudadanía se puede hacer mucho más para elevar esa calificación de respetabilidad, que aprueba, como dicen en las escuelas, de panzazo. <<>>

Texto publicado originalmente en www.tribu-info.ws